02 febrero, 2018

La plaga silenciosa que ‘acorrala’ al olivo

El foco mediático sobre la bacteria “xylella” -que ha afectado al olivar del sur de Italia y a diferentes especies de Baleares y Alicante- ha restado eco a otra de las plagas que está esquilmando miles de olivos de forma silenciosa, la verticilosis, para la que no existe aún una cura efectiva.
Los oleicultores muestran preocupación por el avance de la verticilosis, el mayor problema fitosanitario del sector hoy en día, dada la importancia socioeconómica del cultivo en provincias como Jaén -con más de 68 millones de olivos en 600.000 hectáreas- o Córdoba -353.000 hectáreas-, si bien el problema alcanza prácticamente a todo el país.
El agente que provoca la enfermedad es un hongo, el “Verticillium dahliae“, presente en suelos infectados y que provoca la desecación de flores y hojas, e incluso la muerte de ramas o de todo el árbol.
El hongo -que afectó en gran medida a los campos de algodón que se cultivaban a lo largo del Valle del Guadalquivir, en los que se ha plantado después olivar-, penetra por la raíz del árbol y afecta al sistema vascular, llegando a provocarles la muerte.
El olivo ante su principal enemigo
Desde COAG-Jaén, Juan Luis Ávila calcula que, como mínimo, 20.000 hectáreas de Andalucía se han visto afectadas ya por verticilosis. La “seca” del olivo provoca con frecuencia la muerte de los árboles y que haya que “empezar cero”: arrancar y replantar.
Ávila regenta una explotación de diez hectáreas -una de ellas está “totalmente seca”- y sólo en 2017 tuvo que reponer cerca de 500 olivos nuevos para sustituir los afectados.
“Vemos que hace cinco años encontrábamos un olivo seco, pero ahora tienes alrededor de ese árbol otros 30 o 40 totalmente secos”, indica el secretario general de COAG-Jaén, tras apuntar que el hongo puede expandirse fácilmente por el arado durante la labranza o por los útiles de poda.
Desde los servicios técnicos de Asaja-Córdoba, Juan Carlos Romero indica que algunos cálculos refieren que, durante algunos años, entre el 0,8 y el 2 % de la superficie de olivar provincial se ha visto afectados, pero existen pocas herramientas para combatirlo.
Entre éstas, están el uso de variedades resistentes, la poda, la replantación, la “solarización” para desinfectar suelos o el abandono de tierras un tiempo para evitar la expansión del hongo.
Romero explica que muchos agricultores se asustan cuanto ven al árbol secarse porque temen que pueda tratarse de la “xylella“, si bien esta bacteria no se ha detectado aún en el olivar peninsular.
Sigue:efeagro.com

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