18 septiembre, 2017

¿Quién puede fabricar latas de atún a 0,99?

¿Cómo puede una industria fabricar tres latas de atún claro en aceite de oliva, venderlas a 0,99 euros, y ser rentable?

 La respuesta a esta paradoja -denunciada esta semana en la octava edición del congreso mundial del atún en Vigo-, es sencilla: «Nadie en el mundo es capaz de hacerlo. Es imposible», dice rotundo Juan Alonso, director de Operaciones de Jealsa-Rianxeira. Ni con sus bajos costes salariales, ni España con su eficiencia es capaz de obrar ese milagro, y menos con un pez que cotiza ya a 2.500 dólares (2.000 euros) la tonelada.
Entonces, ¿por qué se pueden encontrar en los lineales del supermercado? Porque la gran distribución emplea este buque insignia de la conserva como producto reclamo (como se hizo con la leche), para atraer a los consumidores a esa cadena en concreto, pues de sobra saben los supermercados que el que entra, por muy planificada que tenga su lista de la compra, siempre saldrá con ese pack de tres latas de atún claro en aceite de oliva a 0,99 euros y quién sabe cuántos productos más que no había previsto. El precio es uno de los retos a los que se enfrenta la conserva más demandada en el mercado. Pero no el único.

EL PRECIO

Cuentas que no dan. A los 0,99 euros que cuesta el lote, hay que descontarle el IVA, del 10 %, con lo que se queda en 90. Hay que dividir entre tres, porque son tres latas: 0,30 cada una. Si se descuenta el envase, ya se reduce a 0,25. No hay que olvidar el aceite de oliva y restar 0,9. Quedarían para el atún 0,16: «Ahí no pueden estar los pescadores, la flota, la mano de obra de la industria, la maquinaria...» señala Juan Alonso. Y lo dice el director de operaciones de una empresa que en tres años ha invertido «más que en toda la historia de la empresa» para ahorrar costes a través del aprovechamiento al máximo de la materia prima y la rebaja de los costes de transformación.

producto reclamo

Perjudicial para la imagen del producto. Esa banalización que la distribución hace del producto es, a juicio de los conserveros, perjudicial para la imagen del producto y dañino para el conjunto del sector. Por eso en las conclusiones de esa conferencia mundial del atún, se subrayó la necesidad de «dignificar la imagen de las conservas de atún y su posicionamiento en el mercado, evitando su banalización en los lineales y posibilitando que ocupen el lugar que realmente le corresponde en la cesta del consumidor».
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